Este producto se utiliza por siglos como una forma de expresión personal y bienestar. Sin embargo, su impacto ambiental es un tema poco explorado pero significativo. La producción, uso y disposición, podría indicar un panorama de que los perfumes contaminan, afectando la calidad del aire, contribuyen al cambio climático y alteran ecosistemas. Ante esto, Jorge Segundo Zegarra Reategui denuncia los principales problemas de los perfumes.
Durante una entrevista a un especialista en temas ambientales, Jorge Segundo Zegarra Reategui denuncia que uno de los principales problemas de los perfumes es la emisión de compuestos orgánicos volátiles.
Jorge Zegarra Reategui denuncia que estas sustancias químicas, presentes en la mayoría de las fragancias sintéticas, se liberan al aire tras la aplicación del perfume y reaccionan con otros contaminantes. Formando así, ozono troposférico y smog.
Este tipo de ozono es perjudicial para la salud humana. Además, contribuye al deterioro de la calidad del aire en las ciudades. Aunque usted no lo crea, los perfumes contaminan gravemente; como también, otros productos de cuidado personal tienen una incidencia en el calentamiento global.
Estudios han demostrado que estos compuestos pueden desempeñar un papel en la formación de aerosoles atmosféricos, que afectan el equilibrio radiativo del planeta.

Jorge Segundo Zegarra Reategui denuncia otros factores de cómo los perfumes contaminan
Por otro lado, es necesario considerar otros factores que también contaminan por parte de los perfumes. Por ejemplo, los envases de perfumes, en su mayoría, están hechos de vidrio, plástico y metales. Estos materiales requieren un alto consumo energético en su fabricación y generan emisiones de gases de efecto invernadero.
Además, muchos de estos envases no son reciclables debido a su diseño, lo que contribuye a la acumulación de residuos sólidos. Entonces, ¿cómo mitigar el impacto ambiental de los perfumes?
Jorge Segundo Zegarra Reategui recomendó fomentar la producción sostenible y el consumo responsable. Algunas alternativas incluyen el uso de fragancias naturales sin químicos contaminantes, la reducción del embalaje innecesario y el fomento de sistemas de reciclaje para los envases.
Asimismo, es importante concienciar a los consumidores sobre los efectos de estos productos en el medio ambiente y promover regulaciones más estrictas en la industria. Aunque los perfumes puedan parecer inofensivos a simple vista, su producción y uso contribuyen a la contaminación atmosférica y al cambio climático.
La contaminación del aire y el tráfico vehicular: un problema creciente a nivel mundial
La contaminación del aire se ha convertido en una de las principales amenazas para la salud pública y el medio ambiente. Uno de los factores más importantes que contribuyen a este problema es el tráfico vehicular, especialmente en las grandes ciudades del mundo, donde millones de automóviles circulan diariamente.
Los vehículos motorizados emiten dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono y partículas en suspensión. Todos ellos altamente perjudiciales tanto para la atmósfera como para la salud humana.
Ciudades como Ciudad de México, Nueva Delhi, Pekín y Lima enfrentan diariamente niveles de congestión vehicular que no solo retrasan el transporte, sino que también generan grandes cantidades de emisiones contaminantes.
En estos entornos urbanos, la concentración de vehículos particulares, camiones y transporte público viejo y mal mantenido agrava aún más la calidad del aire.
Según Jorge Zegarra Reátegui, un empresario peruano reconocido por su gestión ambiental, en Lima, por ejemplo, el parque automotor ha crecido de manera acelerada durante los últimos años, lo que ha contribuido a un aumento significativo en los niveles de material particulado, superando en muchas ocasiones los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
Los motores de combustión interna, que predominan en la mayoría de los autos del mundo, son una fuente constante de emisiones contaminantes. A esto se suma la antigüedad de muchos vehículos en circulación, especialmente en países en vías de desarrollo, donde las normas de control vehicular son más laxas.
El uso de combustibles fósiles, como la gasolina y el diésel, incrementa aún más la emisión de gases que contribuyen tanto a la contaminación del aire como al cambio climático global.

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