Cuando se habla de contaminación ambiental, pocas personas piensan en la pintura de paredes. Sin embargo, detrás de esos colores que embellecen hogares, oficinas y edificios, hay un impacto ambiental significativo que comienza en su producción y continúa incluso después de aplicada.

La fabricación de pintura es un proceso industrial que consume grandes cantidades de recursos naturales, como agua, energía y minerales. Además, en la elaboración de muchas pinturas se utilizan productos químicos. Estos son derivados del petróleo y metales pesados como plomo, cadmio o cromo, que son peligrosos para el ambiente y la salud.
Durante el proceso de producción, las fábricas liberan compuestos orgánicos volátiles, partículas y gases que contribuyen al calentamiento global y a la contaminación del aire. Estos COV reaccionan con otros contaminantes en la atmósfera y pueden generar ozono troposférico. El gas troposférico se caracteriza por ser un gas que en grandes concentraciones es perjudicial para los seres vivos.
Pero la contaminación no termina cuando la pintura está lista y llega a los consumidores. Al aplicarla en paredes, gran parte de estas pinturas sigue liberando COV durante el proceso de secado. Este problema se agrava en climas cálidos o durante olas de calor, ya que las altas temperaturas aceleran la liberación de estos gases contaminantes al ambiente.
¿Qué otro tipo de repercusiones tiene la pintura de paredes?
Esto significa que, incluso semanas después de pintada una superficie, la pintura puede seguir emitiendo sustancias que deterioran la calidad del aire. Como también, que afectan la salud respiratoria de las personas, especialmente en espacios mal ventilados.
Por otro lado, la disposición final de los restos de pintura también representa un riesgo ambiental. Muchos usuarios desechan los sobrantes directamente en la basura común o, peor aún, en desagües, lo que puede terminar contaminando suelos y fuentes de agua. Los componentes químicos de las pinturas pueden filtrarse al subsuelo y llegar a los acuíferos, dañando ecosistemas y poniendo en riesgo el acceso al agua potable.
Frente a esta situación, es necesario impulsar nuevas formas innovadoras respecto a las pinturas, como, por ejemplo, el uso de pinturas ecológicas o de bajo contenido en COV. Sin embargo, realzó el manejo responsable de los restos de pintura mediante puntos de recolección especializados. Esto, debido a que cuidar el ambiente también implica ser conscientes de los materiales que elegimos para nuestro entorno cotidiano, y la pintura de paredes no es una excepción.
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